


Una pequeña bodega familiar.
ES un homenaje de los padres a sus hijos, de una generación a la que le sigue. Los vinos representan la audacia, creatividad, determinación y pasión de cada hijo hermano, creando una sinfonía de sabores.

NUESTRO PROYECTO
En el corazón del Valle de Uco, donde la altitud extrema y el clima desafiante moldean vinos de carácter profundo, nace 4 Rojos, un proyecto que trasciende lo enológico para convertirse en manifiesto afectivo. Esta bodega familiar transforma el acto de elaborar vino en un gesto de amor, reconociendo en cada botella la fuerza de los vínculos que perduran.
Cada varietal —Syrah, Bonarda, Cabernet Franc y Malbec— ha sido elegido como un reflejo íntimo del carácter de cada uno de su cuatro hijos.
Cuatro personalidades,
cuatro estilos,
cuatro caminos
4 ROJOS

NUESTROS VINOS
NUESTRO ADN: Los vinos de 4 Rojos se destacan por su carácter definido y su capacidad de expresión. Cada etiqueta ofrece una experiencia completa, que se enriquece con el tiempo en copa. A medida que el vino se abre, surgen nuevas capas de aromas y sabores, lo que invita a descubrirlo una y otra vez. Son vinos con estructura y presencia, que logran equilibrar intensidad con frescura, profundidad con elegancia. La colección propone una forma de entender el vino que
combina identidad, carácter y disfrute.


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4 ROJOS 4 VINOS

CABERNET FRANC
Tiene algo que no se explica, pero se siente. El Cabernet Franc es ese amigo con carisma natural: elegante sin esfuerzo, creativo en cada conversación, firme cuando importa… y deliciosamente distraído cuando no. Estructurado por dentro, cool por fuera, y con una energía amiguera que siempre deja ganas de más.

MALBEC
Hay vinos que se imponen, y otros que se revelan con calma. Este Malbec pertenece a los segundos: natural como la tierra que lo vio nacer, apasionado en cada trazo, profundo como una conversación que no teme al silencio. Explora sin miedo, piensa antes de hablar, y deja en boca una huella que invita a volver.

BONARDA
Nada en él es casual. Cada aroma, cada trazo, responde a una mente curiosa y meticulosa. La Bonarda imagina lo que otros no ven, innova sin hacer ruido, y persiste con elegancia hasta el final. Sofisticada sin pretensión, metódica sin rigidez: es un vino que se construye detalle a detalle… y sorprende cuando menos lo esperas.
















